¿Usar herramientas DIY o llamar a los expertos?

Hacer un vídeo para tu start up, empresa, departamento, equipo u otro público, podría significar más o menos esfuerzos dependiendo de la forma en cómo decidas abordarlo.

Quizás hayas pensando por un rato si usar un vídeo es la mejor herramienta para comunicar lo que tienen en mente o por lo contrario hayas tenido clarísimo el qué y el por qué pero hayas dudado en cómo hacerlo. 

A la hora de hacer un vídeo animado existen muchas alternativas qué evaluar, cada una con sus ventajas, desventajas y presupuestos, desde herramientas Házlo Tu Mismo (DIY en inglés), pasando por realizadores freelance, agencias de publicidad y estudios de animación o productoras.

Las plataformas DIY

Puede que a causa de un presupuesto muy limitado o un altísimo entusiasmo te decidas por estas herramientas online que ponen a disposición librerías completas de objetos, personajes y plantillas pre-diseñadas para que puedas resolver desde cero tu vídeo con buen resultado. 

La variedad es altísima: Powtoon, Moovly, Wideo, Animaker, Renderforest, Go Animate, son algunas recomendaciones que puedes explorar para  hacer desde presentaciones dinámicas hasta vídeos explicativos, sin complicaciones, online y hasta gratuitamente.

Dependiendo de cuán intrépido y habilidoso seas o sea la persona encargada de la tarea, se sacará mayor o menor provecho a estos recursos.

Lo bueno y lo malo de hacerlo por tu cuenta

Estas herramientas por lo general tienen una interfaz muy intuitiva, muestran ejemplos e incluso tutoriales para guiar o dar ideas al realizador.

También ofrecen vídeos predeterminados (vídeos de ventas, corporativos, para generación de leads, etc) que pueden adaptarse y en muchos casos tienen un plan gratuito o de prueba con el que puedes lograr tu objetivo de una forma práctica y funcional.

Sin embargo, las versiones gratuitas son limitadas en cuanto a elementos, número de vídeos permitidos, duración, resolución, tamaño, posibilidad de descarga, uso obligatorio de marcas de agua, entre otros,  por lo que será necesario una suscripción (mensual o anual) para poder optar a un mayor universo de posibilidades, el cuál será, claro está, proporcional a las tarifas contratadas.

El uso de herramientas DIY llevará implícito una curva de aprendizaje que es importante evaluar.

Posiblemente no cueste tanto dinero pero requerirá de varias horas de trabajo y experimentación ya que se alejan de tu foco de trabajo, responsabilidades y aptitudes.

Es cuestión de decidir si ese tiempo representa un dinero bien invertido o por el contrario afecta tu productividad o la de la empresa.

Pero, si estás decidido a echar mano a la obra, recuerda que debes empezar por escribir tu propio guion antes de sumergirte en los programas de animación.

Esto se traduce en convertir tus mensajes clave en una simple historia. Luego decide el estilo de animación que deseas realizar y estarás listo para animar en la herramienta que hayas elegido para trabajar.

Solo ten en cuenta que el resultado podrá llevarte al éxito o a la frustración y debes estar preparado para asumirlo.

¿Subcontratar la realización de un vídeo animado es realmente muy costoso?

Debemos romper con la creencia de que contratar a una compañía profesional para hacer un vídeo animado implica per definición grandes desembolsos de dinero. 

Hay muchas opciones que se adaptan a diferentes presupuestos y diversas variables que inciden en el costo, es cuestión de saber seleccionar la mejor alternativa de realización, la que mejor se adapte a tus objetivos, a tu presupuesto y estar abiertos a las recomendaciones de los expertos.

Los beneficios de contratar a un estudio de animación, más allá de la calidad profesional, tienen que ver con el soporte de una estructura a la que trasladarás completamente la producción de tu vídeo.

A cargo de todo

Un estudio de animación tendrá la capacidad de resolver todas las fases del proceso de producción de un vídeo

Podrás dejar a su cargo desde la conceptualización de la idea, la realización de un guion que cautive a tu audiencia, de un storyboard para previsualizar cada detalle de la animación, la creación de gráficos, ilustraciones y personajes originales, hasta las recomendaciones técnicas (estilos de animación, duración de la piezas) que mejor funcionen para el vídeo. Todo esto bajo tu acompañamiento y aprobación porque una vez empiecen a trabajar juntos serán parte del mismo equipo.

Lo que sí debes tener presente es que serán ellos los que determinarán el tiempo de realización de acuerdo a las características del proyecto y aunque podrán adaptarse a necesidades especiales, como una entrega rápida por ejemplo o, si se diera el caso, se presentan ajustes excesivos o cambios no planificados, seguramente conllevará costos adicionales. Así que lo mejor será que desde el inicio tengas claro todo el alcance del proyecto para evitar sorpresas.

Otra característica cuestionable podría ser los diferentes protocolos aplicados al proceso de producción, los cuales a la vista del cliente a veces pudieran resultar poco relevantes pero para el estudio muy necesarios para garantizar un óptimo desarrollo y resultado.

Si en tus objetivos está tener un producto original, diseñado especialmente para tu producto, marca, o empresa, que cumpla con altos estándares de calidad y se correspondan a tus estrategias comunicacionales o comerciales, la inversión de hacerlo con un estudio profesional seguramente tendrá un gran valor. 

El mercado ofrece muchas opciones y soluciones, solo hay que dar con la que mejor te funcione.

Lisset Petoia
Productora Ejecutiva

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